Una Guía de Práctica Clínica (GPC) es un conjunto de recomendaciones basadas en la evidencia, que considera la calidad de las evidencias y la relación riesgo-beneficio de las alternativas disponibles.
Las GPC son una herramienta de ayuda a los profesionales sanitarios para la toma de decisiones durante la asistencia sanitaria.
Existen otros documentos basados en la evidencia, diferentes de las GPC: Procesos asistenciales, Protocolos, Vías clínicas, etc. con diferencias de ámbito y aplicación.
La calidad de una GPC depende de la metodología seguida en su elaboración, siendo muy importantes: pregunta PICO, búsqueda y selección de la evidencia, evaluación de la evidencia y síntesis en recomendaciones.
Las recomendaciones de una GPC pueden ser: fuertes, que se correlacionan con mayor confianza, o débiles, que significan menor confianza.
Se recomienda actualizar las GPC al menos cada cinco años, porque la nueva evidencia podría dejar sus recomendaciones anticuadas.
Existen instrumentos para valorar la calidad de las GPC, siendo el AGREEII uno de los más reconocidos y utilizados.