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2023   38   1

  • La enfermedad de Parkinson (EP) es un proceso neurodegenerativo crónico, progresivo y multisistémico, provocado por la pérdida o degeneración de neuronas dopaminérgicas.
  • El principal factor de riesgo es la edad, pero también pueden influir factores genéticos y ambientales.
  • Se caracteriza principalmente por los síntomas motores (bradicinesia, temblor en reposo, rigidez e inestabilidad postural) y por otros síntomas no motores que afectan las funciones sensoriales, emocionales, cognitivas, y autonómicas.
  • Evoluciona con diferentes estadios y su presentación clínica varía entre los individuos.
  • El diagnóstico se basa en criterios clínicos y el proceso incluye: establecer la existencia de parkinsonismo, hacer diagnóstico diferencial, determinar EP establecida o probable y exploración periódica.
  • No hay pruebas diagnósticas complementarias (marcadores bioquímicos, test genéticos o pruebas de imagen) de utilidad para orientar o confirmar el diagnóstico clínico.
  • El tratamiento de la EP es sintomático y no existen terapias curativas, modificadoras de la enfermedad o neuroprotectoras. Debe abordarse de forma multidisciplinar, individualizada y consensuada con el paciente; incluyendo terapia farmacológica, medidas complementarias y en su caso, tratamientos invasivos.
  • El tratamiento antiparkinsoniano debe iniciarse cuando los síntomas interfieren en la vida del paciente y establecerse individualizadamente.
  • La terapia dopaminérgica (levodopa, agonistas dopaminérgicos, IMAO-B, inhibidores de la COMT) es la base del tratamiento de los síntomas motores, y también se utilizan otros fármacos (anticolinérgicos, amantadina), generalmente como complemento a los anteriores.
  • Al avanzar la EP en pacientes tratados con terapia dopaminérgica (sobre todo levodopa), suelen desarrollarse complicaciones motoras que empeoran con la progresión de la enfermedad y requieren ajustes y cambios del tratamiento; y en algunos casos, terapias de segunda línea.
  • En la mayoría de los casos, antes del tratamiento específico de los síntomas no motores (si existe), se recomienda descartar otras posibles causas y optimizar el tratamiento antiparkinsoniano.
  • Las medidas complementarias (comunicación con la persona afectada y su entorno, información, dieta, ejercicio físico, adaptación del entorno, etc) y el seguimiento, pueden ayudar a optimizar los resultados del tratamiento y mejorar la calidad de vida de los pacientes.

 
  • Parkinson’s disease (PD) is a chronic, progressive and multisystemic neurodegenerative condition, caused by the loss or degeneration of dopaminergic neurons.
  • Age is the main risk factor, although other genetic and environmental factors may also have a role.
  • The disease is typically characterised by motor features (bradykinesia, rest tremor, rigidity and postural instability) and non-motor manifestations affecting sensory, emotional, cognitive and autonomic functions.
  • PD progresses to different stages and the clinical presentation of the disease varies between individuals.
  • Diagnosis is based on clinical criteria and the process involves establishing the presence of parkinsonism, making a differential diagnosis, determining clinically established or probable PD, and undergoing regular examinations.
  • There are no complementary diagnostic tests (biochemical markers, genetic tests or imaging tests) to help guide or confirm clinical diagnosis.
  • PD treatment is symptomatic and currently there is no curative, neuroprotective or disease-modifying therapy. Management requires a multidisciplinary team approach and should be individually tailored and agreed with the patient. This includes pharmacological therapy, complementary measures and, where appropriate, invasive treatments.
  • Antiparkinsonian treatment should be started once symptoms interfere with the patient’s daily activities and should be individually tailored.
  • Dopaminergic therapy (levodopa, dopaminergic agonists, MAO-B inhibitors, COMT inhibitors) is the mainstay of treatment for motor symptoms. Other pharmacological agents (anticholinergic agents, amantadine) are also used, generally as adjuvant therapy to the above medications.
  • As PD progresses in patients undergoing dopaminergic therapy (particularly levodopa), motor complications often develop and worsen with disease progression, thus, requiring treatment adjustments and changes, and in some cases, second-line therapies.
  • In most cases, before implementing specific treatment for nonmotor symptoms (if any), the recommendations are to discard other potential causes and to optimise antiparkinsonism treatment.
  • Complementary measures (communication with the affected person and his/her family or carer, information for patients, diet, physical exercise, adaptation of the environment, etc.) and regular follow-up can help optimise treatment outcomes and improve the quality of life of patients.

 

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  Última actualización: 17-04-2023

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