El paracetamol (también denominado acetoaminofeno) es un principio activo recomendado como tratamiento de primera línea para la mayoría de los casos de dolor y fiebre. Se considera generalmente un medicamento seguro, por no ser gastrolesivo, pudiendo utilizarse en niños a partir de un mes de edad, así como en mujeres embarazadas, y está disponible en gran diversidad de presentaciones, posologías y formas farmacéuticas, tanto solo como combinado con otros principios activos (1, 2). A pesar de su seguridad, el paracetamol tiene un índice terapéutico relativamente estrecho, por lo que los casos de toxicidad por sobredosis aguda (accidental o intencionada) no son infrecuentes y pueden deberse a diversos motivos (3-5): Errores en la dosificación, que son la principal causa de intoxicación accidental en pediatría. Se metaboliza en el hígado, principalmente por glucuronidación y sulfuración, generando metabolitos no tóxicos que se excretan en la orina. Sin embargo, a dosis supraterapéuticas, estas vías se saturan y el paracetamol es metabolizado por el citocromo P450 a N-acetil-p-benzoquinona imina (NAPQI), un compuesto altamente tóxico que normalmente es reducido por el glutatión a compuestos no tóxicos; pero, en caso de sobredosis, las reservas de glutatión se agotan y el NAPQI se acumula, causando citólisis y necrosis centrolobulillar. La vida media de eliminación es de 2 horas, prolongándose hasta 17 horas en aquellos pacientes con disfunción hepática (3, 4, 6, 7). El paracetamol no está exento de interacciones, pudiendo distinguirse (3, 6): La posología del paracetamol oral es variable. Como único principio activo, está comercializado en comprimidos de: 500 mg, 650 mg (ambas cada 4, 6 u 8 horas) y 1 g (cada 6-8 horas). En la ficha técnica de la mayoría de las formas orales, se indica que la dosis de paracetamol no debe superar los 3 g/24 horas, especialmente en personas de edad avanzada; sin embargo, también se sitúa la dosis máxima diaria en 4 g/24 horas, ya que dosis superiores pueden causar hepatotoxicidad, necrosis tubular renal y lesión de miocardio; aunque se han comunicado casos de hepatotoxicidad con dosis inferiores a 4 g. Hay que tener precaución con el uso simultáneo de paracetamol junto a medicamentos orales multicomponente (que pueden contener desde 325 mg hasta 1 g de paracetamol) para no exceder la dosis máxima (5, 6). El paracetamol puede inducir toxicidad en adultos a dosis superiores a 6 g, umbral que algunos expertos sitúan en 7-7,5 g. En niños, se consideran dosis tóxicas a partir de 100 mg/kg de peso, estimándose las dosis de 0,5 g/kg como potencialmente letales (3, 6, 7, 8, 9). Hay que destacar que los cuadros tóxicos asociados a paracetamol pueden producirse tanto por la ingesta de una sobredosis única o por varias tomas con dosis excesivas de paracetamol (5, 6). El tratamiento depende del tiempo transcurrido desde la ingesta. Si el paciente se presenta dentro de las 2 horas posteriores a la ingestión, se puede intentar reducir la absorción del tóxico mediante la administración de carbón activado o lavado gástrico. Si los niveles plasmáticos se sitúan en el rango tóxico, según el nomograma de Rumack-Matthew, se debe iniciar tratamiento con acetilcisteína (antídoto de uso hospitalario), siendo más eficaz si se inicia dentro de las 8 horas posteriores a la ingestión (3, 4, 10). Los síntomas de hepatotoxicidad (como náuseas, vómitos y dolor abdominal) pueden aparecer hasta 48 horas después de la toma, lo que puede llevar a retrasar la atención médica. Si el paciente es diagnosticado y tratado a tiempo, la mortalidad por intoxicación con paracetamol es inferior al 2%. Sin embargo, si ya hay insuficiencia hepática grave, la mortalidad es alta, y entre el 1% y el 3% de estos casos requieren un trasplante de hígado (H). Bibliografía:
En cuanto a su farmacocinética, el paracetamol se absorbe rápidamente alcanzando niveles terapéuticos en 30-120 minutos. En caso de sobredosis, los niveles máximos se alcanzan a las 4 horas, a menos que factores como la ingestión simultánea de un agente que retrase la motilidad gástrica (p. ej., opioides) prolongue este tiempo (3, 4, 6).
En adultos, se debe reducir la dosis de paracetamol oral en pacientes con (5, 6):
El diagnóstico de toxicidad por paracetamol se basa en los niveles séricos del fármaco, incluso en ausencia de síntomas, pruebas de función hepática y el Índice Internacional Normalizado (INR). El curso clínico de la toxicidad por paracetamol se divide en cuatro etapas (3, 5, 6):
En ingestiones crónicas de dosis superiores a 4 g diarios, no se aplica el nomograma, y el diagnóstico de intoxicación se debe basar en la presencia de factores de riesgo y en la sospecha clínica. Se recomienda determinar la concentración de paracetamol y valores de transaminasas hepáticas (AST/ ALT), pudiendo ser necesaria la administración de acetilcisteína (3).
A continuación, se adjunta una infografía de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP), destinada a pacientes, que proporciona pautas claras para el uso seguro del paracetamol en adultos, destacando las precauciones necesarias para evitar sobredosis.
Paracetamol: más seguridad a menor dosis
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Última modificación:09-10-2024