El icosapento de etilo (IPE) ha sido financiado para reducir el riesgo de eventos cardiovasculares (CV) en pacientes adultos tratados con estatinas, con alto riesgo cardiovascular (RCV), con triglicéridos elevados (TG≥150 mg/dL) y una enfermedad CV diagnosticada.
En cuanto a eficacia, el estudio REDUCE-IT mostró que IPE redujo significativamente el riesgo de eventos cardiovasculares mayores MACE-5 (NNT= 21); y también redujo la MACE-3 (NNT=28). Aunque el ensayo presenta ciertas limitaciones metodológicas y la utilización de un placebo no inerte (aceite mineral) que pudo sobrestimar la eficacia del IPE.
Los efectos adversos de IPE más frecuentes fueron: hemorragia, edema periférico, fibrilación y flutter auricular, estreñimiento, artromialgia, gota y exantema. Las hemorragias aumentan en pacientes tratados con antitrombóticos, algo frecuente en pacientes con enfermedad CV.
Existe incertidumbre sobre el efecto del aceite mineral utilizado como comparador, ya que se observa un empeoramiento de los datos analíticos lipídicos y de marcadores inflamatorios en el grupo control que podría haber sobrestimado la magnitud del beneficio de IPE.
No hay estudios comparativos frente a otras estrategias terapéuticas empleadas actualmente ni con otros ácidos omega-3.
La información es insuficiente para establecer el papel del IPE en el tratamiento de la dislipemia.